Cuando una Presidenta de la Sociedad de Socorro constata que las visitas de Maestras Visitantes no se están haciendo con frecuencia y las hermanas están necesitando esas visitas en general, es recomendable que se dé una lección sobre este tema durante la clase de un primer domingo de mes.
Ejemplo de Lección sobre Maestras Visitantes:
1. Durante Su vida en la tierra, Cristo ministró a los demás. Si deseamos
ser Sus discípulos, debemos seguir Su ejemplo.
- Hacer leer 3 Nefi 27:21: “Las obras que
me habéis visto hacer, ésas también las haréis”
- Hacer leer la cita siguiente:
Julie B. Beck, ex-Presidenta General de la Sociedad de Socorro, dijo: “La
Sociedad de Socorro [y el programa de maestras visitantes] es donde
practicamos el ser discípulas de Cristo; aprendemos lo que Él quiere que
aprendamos, hacemos lo que quiere que hagamos y llegamos a ser lo que
quiere que seamos”.
Según lo que acabamos de ver,
¿Qué significa ser una Maestra Visitante?
¿Por qué el Señor dispuso de este programa para nosotras en estos últimos días?
2. ¿Qué cosas podemos hacer concretamente para ayudar a las hermanas que tenemos que visitar?
Escribir la siguiente lista en la pizarra, y/o entregar a cada hermana de la clase la lista ya escrita:
-
Orar diariamente por las hermanas a las que visitemos y por sus familias.
-
Buscar inspiración para saber cuáles son las necesidades de las hermanas.
-
Visitar a las hermanas con regularidad para consolarlas y fortalecerlas.
-
Mantener un contacto frecuente con las hermanas por medio de
visitas, llamadas telefónicas, cartas, correos electrónicos, mensajes de
texto y pequeños actos de bondad.
-
Saludar a las hermanas en la capilla.
-
Ayudar a las hermanas cuando tengan alguna enfermedad u otra necesidad urgente.
-
Enseñar el Evangelio a las hermanas por medio de las Escrituras y de los mensajes de las maestras visitantes.
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Inspirar a las hermanas dándoles un buen ejemplo.
-
Informar a la líder de la Sociedad de Socorro (la Presidenta o una de sus Consejeras) sobre el bienestar espiritual y temporal de las hermanas.
Nosotras somos las manos del Señor. Él cuenta con cada una de nosotras.
Cuanto más nos esforcemos por considerar nuestra asignación de maestras
visitantes como una de las responsabilidades más importantes que
tenemos, mayor será la ayuda que brindemos a las hermanas que visitemos.
El Señor espera de cada una de nosotras que seamos capaces de ver a las hermanas que nos toca visitar como las ve Él. Puede que a veces podamos sentir falta de afinidad hacia determinadas hermanas, pero aún así debemos esforzarnos en demostrar amor por ellas. Al ir conociéndolas mejor, veremos cómo no somos tan diferentes las unas de las otras. Siempre debemos luchar por vencer los sentimientos negativos que podamos ver en ellas, pues lo que nos une debe ser siempre mucho más importante que lo que nos separa: el Evangelio del Señor.
Si aspiramos a ir un día al Reino Celestial, debemos desde ahora mismo vivir según las normas del cielo.
¿Cuáles son algunas de esas normas ?
1. No estar divididos
Hacer leer D y C 38:27: " He aquí, esto os lo he dado por parábola, y es como yo soy. Yo os digo: Sed uno; y si no sois uno, no sois míos."
2. Arrepentirse a diario de lo malo y vivir conforme a lo que nos pide el Señor
Hacer leer Alma
34:32-33: "Porque he aquí, esta vida es cuando el hombre debe
prepararse para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es el día
en que el hombre debe ejecutar su obra. Y como os dije antes, ya
habéis tenido tantos testimonios, os ruego, por tanto, que no demoréis
el día de vuestro arrepentimiento hasta el fin; porque después de este
día de vida, que se nos da para prepararnos para la eternidad, he aquí
si no mejoramos nuestro tiempo durante esta vida, entonces viene la
noche de tinieblas en la cual no se puede hacer obra alguna".
3. Obediencia
Hacer leer DyC 88: 22 "Porque el que no es capaz de obedecer la ley de un reino celestial, no puede soportar una gloria celestial".
Conclusión:
Como mujeres SUD hemos decidido seguir al Señor en todo cuanto nos pidiere. Él desea que nos convirtamos en guardianas de nuestras hermanas. Como Maestras Visitantes, no debemos hacer acepción de personas: si nos toca visitar a alguna hermana que no nos agrada demasiado, debemos esforzarnos en seguir la ley celestial, haciendo lo posible por ayudar a esta hermana, sin tener prejuicios hacia ella, y al hacerlo, seremos muy bendecidas.
Así que convirtámonos en verdaderas discípulas de Cristo, y hagamos nuestras visitas de Maestras Visitantes ministrando con sinceridad de corazón a las hermanas que nos han sido designadas.